Capítulo V (Rabia)
Estaba oscureciendo. Empecé a recoger mi cesta y el pescado
que habíamos obtenido al final del día.
-
Chicos!- Les llamé.- Volvamos a casa.
Desdentao, Merida y Angus, quienes estaban jugando entre
ellos en lo que parecía una feroz batalla, me miraron.
-
Ya es hora ¿?- me preguntó Merida con el cabello
aún más alborotado que de costumbre y con la cara sucia.
-
Pues sí, está oscureciendo, vamos.- sonreí.
Avanzamos por el mismo camino anterior para regresar a casa.
Siempre que volvía cargado con el pescado de la semana tardaba bastante en
llegar. La razón, era pesada, yo era un flojo y mi pierna no me ayudaba mucho a
mantenerme en buen equilibrio.
-
Te ayudo ¿?- Oí que preguntaba la pelirroja a mi
lado.
-
Tranquila, está bien yo puedo. “ Solo faltaría
que una chica cargara mis cosas, que clase de Vikingo seria entonces, ya soy lo
bastante diferente del resto”
Vi que ella levantaba una ceja indicándome de manera muda un
“Y porque no ¿?”
-
Soy un Vikingo.- Respondí intuyendo la expresión
de su cara.- En serio que puedo yo solo.
Ella relajó su rostro y miró hacia delante.
-
Una cosa esta clara, todos los Vikingos sois
unos tozudos.- Soltó sin más.
-
Oye!- me quejé.
-
Incluido tú!- me señalo.
“Pero que estaba insinuando ¿?”
Desdentao se rio.
-
Todos os burláis…- hice un puchero como un niño
pequeño.- Esta frase aún les dio más motivo para reír.
Cuando no quedaban más que unos minutos para llegar a mi
casa resbalé por el camino y caí de bruces.
-
Arg! Que daño!- me miré la pierna.- Genial,
ahora tendré que repararla y engrasarla. Por culpa de este frio me es muy
difícil andar con ella.- murmuré para mí mismo.
Mi dragón se acercó, yo me apoye en él y me ayudó a
levantarme.
-
Campeón!- le llamé.- Puedes acercarme la cesta
para que pueda cargarla¿?
-
Ya la tengo yo.- dijo la chica con la cesta en
su espalda.
-
Que haces ¿? Trae yo…
-
Como vuelvas a decir que tú puedes solo, vas a
recibir un buen golpe.- me amenazó.-
Además, pretendes hacer que tu dragón con la ala rota, te cargue a ti
que no puedes andar y encima de ti la cesta llena de pescado ¿?! No seas
egoísta.- Me riñó.
-
Pero que…
-
Vamos.- Me interrumpió la pelirroja sin que fuera
capaz de responderle.- No queda mucho para llegar.
Angus y Merida empezaron a alejarse mientras avanzaban por
el camino. Mi cabeza estaba al límite, no podía procesar lo que me acababa de
decir esa chica.
-
Yo… no la entiendo… no la entiendo para nada…
Esto solo demuestra las palabras de mi padre…- susurre en voz baja viendo la
espalda de la chica.
Mi furia nocturna no dijo nada, pero pude entender la cara que me puso en seguida.
-
“Hipo, eres tonto.” – Eso fue lo que mi dragón
me dijo con la mirada.- “Pero porque ¿?”
Mi dragón (como la mayoría de
todos los dragones) era orgulloso de su fuerza, entonces porque no le sentó mal
que ella nos tratara de débiles¿?
Esta vez fue la primera, desde
que lo había conocido que no entendí a Desdentao.
_________________________________________________________________________
Cuando llegamos a casa papa aún no había regresado. Merida
colocó la cesta de pescado a un lado de la mesa del comedor.
-
Bien, cocinar el pescado es mi especialidad.-
dijo animadamente ella.- Como lo prefieres, frito, rebozado, en sopa… Hipo¿?-
me preguntó al ver que no le respondía nada.
Me di cuenta de que me hablaba a mí. Levanté la mirada hacia
ella.
-
Y qué más da.- le respondí seco.
Me senté en una de las sillas del comedor y comprobé el
estado de mi pierna. Ella se acercó a mí.
-
Pero que tripa se te ha roto ahora ¿?!. Preguntó
ella con una voz dura.
-
Qué que tripa se me ha roto ¿?! Bien, te lo
diré!- contesté hastiado.- Tu!- La señalé.- Desde que has llegado se me ha
complicado la vida tres veces más!!-
exclamé levantándome de la silla y mirándola fijamente.- Como si con mi
padre y las responsabilidades de la aldea no tuviera suficiente!
Ella me encaró y nuestros rostros se quedaron a milímetros
de distancia. Eso me ponía nervioso, pero mi rabia podía aún más.
-
Que ¿?!- Grito ella.- De que vas ¿?! A qué viene
todo esto ¿?
-
Pues a que no quiero que interfieras en mi vida,
eso es todo!
-
En serio ¿? Espera, espera, todo esto es porque
hoy he pescado más que tú y porque he cargado con la cesta que TU no podías llevar
¿?.- Contratacó ella con altanería.
-
Claro que podía! Siempre lo hago yo solo! Eres tú
la que se mete en donde no la llaman!Merida apretó los dientes con
prepotencia y me cogió de las solapas de mi cuello.
-
Sabes ¿? Yo solo quería devolverte el favor por
no haber matado al oso! Pero veo que los Vikingos sois unos desagradecidos.-
dijo apretándome aún más la camisa con sus puños.
-
A eso le llamas un favor ¿? Dejarme en ridículo
¿?! Mira estoy harto de todos vosotros…
TOC TOC.
Sonó la puerta y eso nos interrumpió. Tanto Merida como yo
paramos de gritar al oírla. “Porque rayos papa llama a su propia casa ¿?”
La chica me soltó y me dio la espalda. La parte superior de
mi camisa quedó algo arrugada por la presión que ella había ejercido al
cogérmela con tanta fuerza. Yo me pase las manos por encima y la alise un poco.
Me acerqué a la puerta de madera dispuesto a abrir, estaba
malhumorado y acalorado por la discusión. Cuando toque la perilla para bajarla oí:
-
Hipo, estas en casa ¿?
Me congelé al instante y todo mi enfado fue rápidamente
sustituido por miedo. “Que hacia Astrid aquí” ¿?
Me giré hacia Merida.
-
Escóndete!- susurre.
Ella me miró algo incrédula.
-
Como ¿?
-
Que te escondas y no hables! Nadie puede verte aquí!-
seguí susurrando.- Vamos sube a mi habitación y no salgas!
-
Pero porque…
-
Haz lo que te digo y luego te lo cuento!- la interrumpí.
La ojiazul me observó molesta, aún estaba enfadada conmigo.
Pronto suspiró decepcionada.
Se giró y subió las escaleras. Abrí la puerta de
la entrada, una vez oí como Merida cerraba la suya.
-
Hipo!- saludó Astrid al verme.- Que te ha pasado
¿?!- preguntó al verme a mí con la pierna ortopédica rota.- Ah! Y a tu dragón ¿?!-
Exclamó al ver sus vendajes en el ala.
Es verdad, Astrid no sabía nada de mí escapada el día que
discutí con mi padre, ni nada de Escocia y por supuesto mucho menos de mi nueva
inquilina.
-
Ammm… bueno verás… tuvimos una pequeña caída en
uno de nuestros vuelos, hehe…- mentí riéndome nervioso.
-
Pequeña ¿?!- dijo levantando una de sus rubias
cejas.- En fin yo solo venía a ver como estabas, y bueno, a recordarte lo de
pasado mañana.
“Pasado mañana ¿?”- Pensé algo confuso.
-
No me digas que lo has olvidado¿?
-
Eh… ¿?. Parpadee algo nervioso.
Astrid me golpeó en el brazo con su puño.
-
Habíamos quedado para ir al claro del bosque.-
me riñó.- Era... una cita.- siguió bajando el tono de voz.
Abrí los ojos y me sonrojé
violentamente. Desde el incidente en Escocia mi vida había dado un vuelco
enorme y apenas había podido acordarme de mis planes pasados.
-
Cla...claro, hehe, vamos.- sonreí.
Ella asintió satisfecha.
-
Por cierto, puedo pasar ¿?- preguntó contenta.
Sudé frio. Disimuladamente miré hacia la puerta de mi habitación. No era buena
idea. Nadie debía saber de ella. Y menos Astrid, si, sobretodo Astrid. Tenía
que sacarla de allí.
-
Emm… Bueno había pensado ir al taller de Bocón
para repararme la pierna.- Le indique levantándola un poco.- Si quieres puedes
acompañarme.
-
De acuerdo.- dijo sencillamente ella.-Vamos.
Salí por la puerta y antes de cerrar me despedí de mi
dragón.
-
Amigo quédate y cuida de …- miré rápidamente mi
habitación.- la casa mientras yo estoy en el taller, de acuerdo¿?- dije con la
voz más elevada de lo normal para que Merida lo oyera.
Mi furia nocturna asintió un par de veces.
-
Adiós!- Me despedí cerrando la puerta.
Astrid y yo fuimos al taller. Cuando llegamos, empecé a
preparar las piezas para reparar mi pierna. Ella por su parte me contaba las
novedades de la aldea y cosas graciosas que le habían pasado durante los días
en que no nos habíamos visto. Me divertí,
hablando con ella y pude calmar mis nervios. Al cabo de un par de horas Astrid tuvo
que irse.
-
Bueno Hipo, tengo que irme. Nos vemos pasado
mañana. Por cierto, suerte con lo del entrenamiento.- Sonrió algo afligida.
-
Ah… si claro…- Sonreí forzadamente.
Astrid salió cerrando la puerta tras de sí y yo le di los
últimos retoques a mi pierna. Ella lo sabía, lo de mi entrenamiento…
“Así que con la excusa de ver como estaba me ha entretenido
toda la tarde para que no pensara en ello.”- Sonreí.
A Astrid no se le daban bien la palabras de consuelo o ánimo,
así que lo hacía a través de sus acciones. Había pocas personas así.
“Personas así…”
Cierta pelirroja me vino a la mente- Suspiré. Me había
pasado y me había dado cuenta de ello.
Guarde todos los materiales en el cajón de madera que había
cerca de la ventana del taller. Si… Merida se parecía a Astrid… Abrí los ojos
de golpe y me di cuenta de algo.
Había sido ella! Si! Había sido ella la que me había estado
animando a su manera. Ella era la que, me había distraído durante todo el día,
evitando que pensara en mis problema, justo como Astrid ahora. Yo no me había
dado cuenta y mi dragón se había
percatado antes que yo. La había culpado de mis agobios y pagado con ella todas
mis frustraciones.
Tenía miedo, y eso era la realidad. Tenía miedo que las
palabras que me había dicho mi padre fueran más ciertas de lo que estaba
dispuesto a admitir. Y Merida sin querer y ayudándome me había hecho sentir
algo inútil y descargué mi rabia contra ella.
-
Ah… genial Hipo… eres un bocazas.- me dije a mi
mismo.
Cogí algo de aceite para llevármelo a casa y engrasarme la
pierna allí, más cómodamente. Además quería cambiar el vendaje de Desdentao y
aclarar las cosas con Merida.
-
No estará muy enfadada… verdad ¿?
Sudé de regreso a casa esperando de parte de ella un buen
puñetazo algo merecido.
Abrí la puerta de casa. Mi padre había llegado y estaba
cenando solo en la mesa.
-
Emmm… Hola papa.- Saludé algo incómodo.
Él me devolvió el saludo asintiendo con la cabeza.
-
Has visto a Desdentao ¿?- Le pregunté buscándolo
con la mirada, por el comedor.
-
Esta arriba con Merida.
-
Bien, entonces voy.
-
Hijo.-Me llamó cuando subía las escaleras.-
Recuerda no llegar tarde mañana en la arena.- Puntualizó recalcándome que no
faltara a mi entrenamiento.
-
Si, padre…- asentí desganado. No tenía otra
opción más que aceptar por ahora, papa estaba decidido y yo ya había discutido
bastante por hoy.
Llegué a mi cuarto algo nervioso y llamé. Al no recibir
respuesta me atreví a entrar.
Merida estaba sentada en mi cama hojeando uno de mis tantos
libros. Llevaba una de mis camisas viejas que ella usaba para dormir. Al ser
algo más alto que ella le llegaba hasta medio muslo y le iba algo holgada.
Debajo llevaba unas mayas gruesas a modo de medias que se ajustaban a su cuerpo
y hacían la función de pantalones.
Me sonrojé furiosamente al pensar que en cierto modo ella y
yo compartíamos ropa y que debajo esa camisa desgastada, que yo había usado
tiempo atrás, ahora se encontraba la piel nívea de esa chica.
Aparté la vista al percatarme de mis pensamientos “poco adecuados”
y vi a Desdentao tumbado en el suelo al lado de la cama, durmiendo.
-
Ho…hola.- Saludé algo nervioso.
Mi dragón levantó la cabeza al darse cuenta de mi presencia
y se acercó contento. Le acaricié la cabeza suavemente y me fijé en que sus
vendas estaban recién cambiadas. Miré a los pies de la cama y vi las antiguas
vendas. Merida se las había cambiado.
Sonreí para mis adentros. “Gracias…”
Miré a la ojiazul, pero por su parte no hubo ninguna
respuesta ante mi saludo. “Empezamos bien…” ironicé abatido.
Me acerqué un poco a la cama dispuesto a hablar con ella,
pero la verdad es que no sabía por dónde empezar.
-
Emm… he llegado- dije cuando me acerque a su
lado.
Merida me ignoró completamente, pues ni siquiera
levantó la vista del libro que tenía en
sus manos.
-
…Bueno... Y que lees ¿?- le pregunté sentándome
a un lado de la cama. Pero tampoco recibí respuesta.
Moví mi cabeza agachándola un poco para poder leer el título
de la portada.
-
Figuras
mágicas y mitológicas de las creencias Vikingas.- leí en voz alta.- Vaya, no pensé que a ti te
gustaran este tipo de…
Merida me interrumpió.
-
Hipo, que quieres ¿?.- preguntó fulminándome con
la mirada y bajando el libro hasta posarlo en sus rodillas.
Suspiré cansado.
-
Lo siento, vale ¿?. Solté sin más.- Lo reconozco
me he pasado y te he echado a ti las culpas de todos mis problemas. Así que
perdona.- Bajé la mirada arrepentido.
-
Y ¿? Algo más ¿?- me preguntó ella aún enfadada.
-
Sí. Que soy un estúpido sin remedio.- Confesé
suspirando.
Oí como la pelirroja cerraba el libro y relajaba los músculos
de su cara.
-
Bien, disculpas aceptadas.- respondió.
Aliviado porque ella me perdonará fácilmente sonreí contento
hacia ella.
-
Gracias, Merida.- ensanche mi sonrisa.
Ella me miró fijamente y luego se tapo el rostro algo nervioso,
con el libro.
-
Bueno… pues iré abajo a cenar y me iré a dormir
un poco.
-
Hipo, hay algo de pescado que he preparado en la
mesa del comedor.
La miré sorprendido, aún seguía detrás del libro. “Ella… me
había preparada la cena a mí también ¿?”
-
Pues voy a probarlo, la verdad es que tengo hambre!
– conteste muy contento.- Ha sido muy amable de tu parte.
-
Amable ¿?.- Ella preguntó- Bueno tendremos que
repartirnos las tareas verdad ¿? Hoy yo he cocinado y mañana tú me llevarás a
ver tu entrenamiento.- Comentó con cara traviesa.
-
Que ¿?!
-
Quieres que te perdone, verdad ¿?
Yo asentí aún perplejo. “Eso era chantaje¿?”
Pues ya sabes. Hasta mañana.- se despidió.- Buenas noches.-
dijo demasiado alegre para mi gusto.
Salí de mi habitación, seguido por Desdentao. Estaba algo pálido. “Llevarla conmigo ¿? Iba en serio
¿?! Y si la veía alguien ¿?!
-
Awww… esta mujer es una chantajista.- pronuncié
al bajar las escaleras.
Aun así sonreí. Merida tenía sus cosas pero la verdad es que
me parecía, alguien curiosa y solía hacerme reír.
-
Bueeeno.- me dije a mi mismo sentándome ya en la
mesa del comedor.- Espero que la cena sea de primera calidad.
Y aunque estaba metido en un lio sonreí pensando en cómo
Merida había mantenido la cena caliente hasta que yo llegué a casa.
_________________________________________________________________________________
Y por fin he podido subir este nuevo capitulo!! XD
Como podéis ver la relación entre Merida e Hipo aun es muy insegura e inestable, pero una cosa esta clara ellos dos se van cogiendo confianza! En el próximo capitulo Hipo tendrá que llevarse a Merida al entrenamiento que pasara allí entre ellos ( habrá un avance entre ellos xd )
Pienso que la discusión entre ellos a sido adecuada en este capitulo, pues aunque Hipo no es para nada agresivo se a visto presionado por demasiadas cosas y sin quererlo a explotado con ella. Todo el mundo es humano así que es lógico que él también muestre algo de carácter de vez en cuando xD
Ojala os haya gustado! Opiniones¿? ^^